sábado, 29 de enero de 2011

Paseo con... Iker Casillas

“Ya no hace falta que preguntes por lo que más me gusta, sin ninguna duda es estar con los amigos”


Son las 11:07h para ser exactos, llego tarde como de costumbre. Hace 7 minutos que habíamos quedado en el banco junto al estanque del Parque el Retiro. En realidad el corazón me va a mil, ¿se habrá acordado de que habíamos quedado? De repente, oigo que alguien entona una canción demasiado cerca de mí, a mis espaldas. La letra dice así “Y que caro es el tiempo…”, entonces escucho una carcajada, es él, estoy segura. Me giro y efectivamente Iker Casillas me saluda dándome dos besos. Casi al mismo tiempo me susurra al oído confesándome que es una de sus canciones favoritas, escritas por un gran amigo suyo, el cantante de El Canto del Loco. Mientras damos una vuelta por el Parque del Retiro, contemplando las maravillosas vistas, me preparo para avasallarlo a preguntas. “¿Crees que ha aportado algo tu forma de jugar a la manera como los porteros conciben la portería?” Justo antes de responder, vemos entre dos árboles a un grupo de niños dándole patadas a un balón. “Pienso que soy una referencia para los jóvenes. A mí me hace mucha ilusión cuando voy a un parque y escucho a los chavales pronunciar mi nombre. Además, creo que parte de mi forma de jugar puede calar. Soy un portero tranquilo, que afronta la portería sin euforias,” contesta. ¿Tranquilo? ¡Que va! se me escapa irónicamente, llevamos casi una hora juntos y tan solo me ha dado tiempo a formularle esa pregunta. Seguimos caminando, algunas personas se le quedan mirando y, finalmente, lo saludan; otras lo avasallan con los flashes, solo algunas se atreven a pedirle autógrafos. Es entonces cuando le pregunto por su fama, si realmente cree que ha dado pie al debut de muchos otros porteros jóvenes. No sé lo que realmente piensa, está decidido, aparta a la gente como puede y contesta mientras se mete las manos en los bolsillos delanteros del pantalón: “Yo creo que sí existe algo de eso. A raíz de que se apuesta por un chaval para ocupar la portería de un equipo grande, la puerta parece que se abre más para los jóvenes. Mi etapa coincidió con la Ley Bosman, que creo que fue un “globo” que se hinchó demasiado rápido y con igual rapidez se ha deshinchado. Estamos en un momento en el que los ojos se han vuelto hacia el producto nacional…”. Entre tanto paseo, me han entrado ganas de comer. Le pregunto si le apetece que vayamos a comer algo, él accede encantado. De camino hacia un bar de tapas me confiesa que su plato favorito son los huevos fritos con patatas. Nota en mi cara la sorpresa y esta vez es él quien me formula la pregunta “¿Qué te sorprende tanto?”. Entonces me echo a reír, le contesto con un “no sé… supongo que la situación”. Se le ve cómodo. Entramos en el local y nos sentamos en un sitio apartado en el fondo, una sintonía roquera se hace cada vez más intensa a nuestro lado. Me pide disculpas y saca un móvil de última generación: “¿Qué pasa Bichi?” (…) “No ahora no puedo que estoy en medio de una entrevista”. (…) “Vale, luego te llamo y veremos qué hacemos esta noche. Cuídate”. Le aguanto la mirada con una sonrisa, se da cuenta de que quiero información y responde con un contundente “ya no hace falta que preguntes por lo que más me gusta, sin ninguna duda es estar con los amigos”. Es entonces cuando nos traen la bebida, dos Coca-Colas que alzamos al aire para brindar por un 2011 igual o mejor que el 2010.

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