sábado, 29 de enero de 2011

Disfruta de tu trabajo


Rafael Luna Díaz, 21 de enero del 2011

Había quedado con mi entrevistado a las 20:30, pero las dificultades de aparcamiento en el barrio en el que vivía habían hecho que llegáramos, mi madre y yo, un cuarto de hora tarde. Picamos al timbre de su piso, y Francis, el bombero, nos abrió muy gratamente. Nos abrió la puerta su mujer y nos saludó, a la vez que nos daba dos besos a cada uno. Tenía una casa muy acogedora y sencilla. Nuestro bombero estaba tumbado en el sofá, pues recién había salido del hospital en el que estaba ingresado por una operación de vejiga. “Estoy recuperándome, y aún no puedo andar del todo bien”, me contestó a la pregunta de cómo se encontraba. Le había pedido cita para entrevistarle porque él, aparte de ser bombero, aspiró a ser también bombero submarinista y ese era mi tema del trabajo de investigación. Francis decidió no continuar con las pruebas de submarinista porque veía que era un oficio demasiado peligroso. Uno de sus dos hijos pequeños que estaba tumbado en el suelo y cuya presentación no habíamos notado, se levantó y le enseñó a su padre los deberes hechos y éste le dejó que jugara con sus juguetes. “Decidí hacerme bombero submarinista, porque yo ya era bombero, y tenía el título de submarinista, pues me lo había sacado hace ya mucho tiempo”, nos explicó antes de decirle a su mujer que nos preparara un café.
Estuvo 3 años estudiando y esperando a que salieran oposiciones para bombero y finalmente lo consiguió. “Los dos oficios son muy peligrosos y gratificantes a la vez, por eso siempre mi sueño ha sido el de ser bombero. Podría decirse, que me encanta la aventura”, nos explicaba mientras sus ojos risueños nos demostraban lo feliz que era en su trabajo. Era la hora de marcharnos, y tras una larga despedida, concluyó con un: “si necesitas algún otro tipo de información, ya sabes mi número. Hasta pronto”.

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