viernes, 28 de enero de 2011

Almuerzo con...Xavier Maresma

"Es puro sentimentalismo"


Cuando le preguntan por qué la Vespa es su hobbie, contesta: “Me fascinan y me enamoran”. Xavier Maresma aclara: “Antes no tenía nada para perder el tiempo, lo que se llaman hobbies y desde que la tengo a ella, la Vespa, me fascina más”. Él se dedica al campesinado, en el negocio familiar. Así es la vida de un joven de 23 años que reside en Blanes. Estos son algunos de los datos que me contó mientras se cortaba una tierna y crujiente cuatro quesos recién salida del horno.
“Gracias a un amigo que estaba buscando una Vespa y le acompañé a algunos encuentros de Vespa, empezó a despertar en mí una gran pasión acerca de este prestigioso escúter”, me contestó tras preguntarle acerca del nacimiento de su afición por las Vespas. Después de responder me invitó a probar un trozo de pizza que tenía en su plato, mientras yo le preguntaba si su intención era la de restaurarla o la de obtener una Vespa para ir a concentraciones. Él me contestó que había estado mucho tiempo buscando una Vespa, y que lo que él quería era restaurarla para así poder llevarla con la satisfacción de que esa moto era más suya, que si la hubiera comprado nueva. También me contestó que en un principio buscaba un tipo de Vespa diferente de la que se compró finalmente. Como preferencia tenía la Vespa Primavera o SL, pero cuando empezó a mirar modelos empezaron a gustarle más los antiguos hasta el punto de que se compró una 125 N del 1960. Entonces les pregunté si tenía nociones de mecánica. “Tengo alguna noción, claro, a mí este tema me encanta ya además también me sirve para aprender, ya que lo que hago y haré en el tema de restauración lo habré aprendido autodidácticamente”, me contestó mientras cogía una cerveza de la nevera. Después de introducir el tema mecánico, y ver que él se sentía a gusto, seguí preguntándole acerca del motor y los primeros problemas que tuvo en el proceso, a lo que me contestó: “Supongo que pagué la novatada. Porque tuve muchos problemas con el motor. Primero abrí el motor para cambiar los cojinetes y juntas, pero cuando quise cerrarlo, ahí tuve los primeros problemas porque era algo delicado y no tuve mucha paciencia. Al final gracias a unos conocidos, pude solventar el error”.
Y después de arreglarla, ¿qué? “Lo primero será ir a dar una vuelta, pero si me preguntas por el tema de los clubs, mi intención no es la de hacerme socio de ninguno, aunque tampoco lo descarto. Eso sí, lo que tengo claro es que esta moto no me la voy a vender, porque tendrá un valor, incalculable, además, es puro sentimentalismo”.

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