Y es que este vendedor de 31 años, con el sueño de ser dibujante como profesión, tiene un talento indiscutible.
Empiezo la entrevista y él se dispone a empezar su dibujo. Me explica que estudió durante cuatro años en la escuela de dibujo “Joso” de Barcelona. En ese momento, borra los primeros trazos del dibujo y vuelve a empezar. Noto que los nervios le impiden concentrarse.
Me explica sus experiencias junto con editores de cómics franceses y americanos. Nunca le ha surgido la oportunidad de editar ninguna de sus creaciones. “Sus respuestas son la fuente de mi enfado, pero a la vez mi motivación”, contesta.
mis ilustraciones a todo tipo de editores.”
Al volver con su lápiz, me aclara que este mundo es subjetivo “depende del editor con el que te encuentres, te destacará unos fallos u otros. Ellos buscan algo que pueda ser exitoso; aunque ello, a veces, implique que no tengan calidad”. Noto que su voz es más decidida al mismo tiempo que su ilustración. Tiene claro que su vida como dibujante será una constante lucha, como la del guerrero que cae numerosas veces en la batalla, pero consigue levantarse y logra su sueño.
No hablo durante unos minutos y le dejo que continúe con su inspiración. En ese momento, se acerca el camarero a la mesa, David pide otra cerveza y yo un café con leche.
A mi mente vienen recuerdos de cuando David era uno de los dueños del “Cómic Café Berserk” de Blanes. Le pregunto sobre el bar y la tienda de cómics y noto que su expresión vuelve a cambiar. Yo misma sé que ese bar fue punto de encuentro de numerosos jóvenes amantes del cómic, música, dibujo en general, videojuegos... “pero por problemas económicos que no pudimos solventar, tuvimos que cerrar años después” contesta él.
Y es que ese bar con nombre de guerrero vikingo, con sentimientos desenfrenados de ira y rabia, estará siempre presente en los recuerdos de los que somos amantes del mundo del cómic.
El dibujo está casi finalizado. Mientras termino de tomar apuntes me reconoce que al cerrar el bar le movían sentimientos opuestos “por una parte frustración y pena por las ganas que habíamos invertido, pero a la vez un sentimiento de libertad inmenso. Tenía mucho más tiempo para dedicarme a mis historias”.
Mientras me hace entrega del dibujo ya finalizado, concluye la entrevista con su sueño “me encantaría dedicarme a editar mis historias; es un sueño al que no quiero renunciar”.
Mientras se pierde por la oscura calle rumbo a su casa, le deseo la mayor suerte de todas.
Mar Llambí
1 comentario:
Hola Mar!Yo soy una alumna que tiene que hacer el mismo trabajo que tu.Me encanto tu entrevista.Tu personaje era muy interesante y tus preguntas hacia el,aun mas.Te felicito.Saludos.
ERINDA
Publicar un comentario