jueves, 20 de noviembre de 2008

CITA CON... EDITH REYES

"Me paso el día cuando de ellos"

En el comedor de mi casa, Edith Reyes, novia de mi tío, se encuentra sentada en una silla, en frente de la mesa central. Ella está observando las tazas de café y todas las pastas que hay sobre la mesa y pone, además, cara de alegría. “Me gusta mucho todo tipo de bollería, ¡me comería todas estas pastas de aquí!”. Edith comienza hablando con ganas y entusiasmo de su trabajo como auxiliar de geriatría, en la residencia Clívia. “Es un trabajo que me gusta, si no, está claro, que no trabajaría de esto”. Ha elegido la taza roja en la cual ella misma se pone café y luego vierte un poco de leche. “Trabajo desde hace 4 años y siempre con el mismo horario. Empiezo a las ocho de la mañana y termino a las ocho de la tarde, pero, me dejan un tiempo libre para poder comer y estar con las demás compañeras de trabajo”, explica Edith, de 42 años.

“La residencia tiene dos características”. Querrás decir dos diferencias. “Sí, aunque yo digo características y éstas cumplen dos funciones. Por una parte es un centro de día y por otra, es una residencia, aunque se la llame simplemente residencia Clívia”. Ella elige tarta de manzana que viene envuelta en papel de plástico. Lo abre y muerde un trozo. “Hay quien pasa el día en la residencia hasta la hora de cenar, y después regresa a su casa par dormir; y quien, reside siempre allí”. ¿Y por qué motivo? “Muchos de los familiares de estas personas mayores han de trabajar y no pueden atenderlos; y otros, no tienen familiares. Por eso necesitan de nuestros servicios”.

“Me paso el día cuidando de ellos tienen edades comprendidas entre los 60 y 90 años aproximadamente y padecen todo tipo de enfermedades. Necesitan mucha atención”.

Sabe perfectamente los cuidados que necesitan los mayores y de qué manera hay

que tratarlos. “Algunos de ellos padecen artritis, alzheimer, parkinson, hepatitis, etc. Lo más frecuente es la demencia senil”.

“Mi oficio se basa en atender a los mayores de la siguiente manera: asearlos, cambiarlos, dar de comer a aquellos que no se valen por sí mismos… Lo más importante es hablarles y hacerles compañía, que es lo que más necesitan”. Ya se ha comido el trozo de manzana y aún le queda un poco de café. Ella continúa hablando de todo lo que hace y comenta algunos ejemplos.

“María es una señora que reside allí como si estuviese en su propia casa. Yo le hablo mucho porque se siente sola. Cuando alguna vez paso el rato con ella, consigo, a veces, que ría”.

Por fin se bebe el último sorbo de café. Bueno, era café con leche. “Es lo único que hago y estoy muy orgullosa de ello”. Edith es una persona muy buena. Sus compañeras, y jefes le agradecen su solidaridad y todas las ganas que pone cada mañana al entrar en la residencia. Se lleva muy bien con todo el mundo y trata a los mayores como si fueran su verdadera familia.

“Es lo que me gustaría que hiciesen conmigo si no tengo a nadie que pueda hacerse cargo de mi”. Ahora se calla, me mira y sonríe.

Ángela García

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